martes, 13 de mayo de 2014

Diferencias comunicativas; el Dolmuş del infierno y; Gallegos y Otomanos, primos hermanos.

 Con tanto lío que he tenido, he dejado de lado el blog y, por petición popular, voy a intentar retomarlo. Intentaré organizarme y escribir al menos una vez a la semana pero mi tiempo libre escasea y soy dado a la procrastinación (qué palabra tan bonita). Sea como sea, ahí vamos.

Cuando volví de las navidades me puse a estudiar turco un curso de iniciación de un mes que me ayudo en algo (poco, la verdad) y con el día a día y con lo que voy estudiando por mi cuenta ya puedo chapurrearlo. Es un idioma bastante lógico y con pocas excepciones pero todavía no logro acostumbrarme. Es un idioma que funciona con casos (como el griego o el latín). Añadir un sufijo a una palabra modifica el caso, así ev (casa) se convierte en eve (a casa) o en evime (a mi casa) la acumulación de sufijos puede ser infinita y mis oidos no estan habituados y mi cerebro es incapaz de procesar y separar a velocidad adecuada cada sufijo, con lo que, para mí, es todo un reto. Y es que añadiendo sufijos a una sola palabra puedes decir lo que en español dices con una frase. Si no os lo creéis, mirad lo que pueden hacer con la palabra çocuk (niño).

-Hangı odasıdasın? çocuklarınınkidayım.
-¿En qué habitación estás? estoy en la de los niños

Y tras este cursillo de idiomas, vamos a lo que realmente importa. Las locuras de este curioso sitio. Ya os hablé de su afinidad con la cultura española y su gusto por el flamenco, el idioma... Pero he hecho un descubrimiento que me llamó bastante la atención, pero antes, os hablaré del Dolmuş.

-¿Vas a la disco? Yo te llevo
Ya he hecho mención al caracter práctico de esta gente que, a pesar de descuidar los detalles son muy detallistas. Hoy hablare de: El fenómeno Dolmuş. En Turquía la gasolina es cara, muy cara y, aunque el transporte público funciona muy bien en las ciudades y las lineas de autobuses de largo recorrido son muy modernas, queda un terreno inexplorado, a saber, como ir a los pueblecitos y como moverse hasta los barrios residenciales. La solución ha sido, como no podría ser de otra forma la práctica invención del servicio de minibuses y furgonetillas varias conocida como dolmuş.

Dolmuş Driver, el videojuego
Los dolmuş son servicios de minibuses y furgonetas adaptadas al transporte de personas de lo más variopintas. Las que siguen las lineas de transporte público tienen licencia municipal y deben ir pintadas del color que el ayuntamiento decida. Sin embargo, las que se mueven de pueblo a pueblo son servicios privados cada señor se compra su minibus, lo customiza (eso sí, de la manera más hortera posible) y se gana la vida transportando gente a un precio irrisorio. Por otro lado, los centros comerciales, centros culturales, lugares turísticos... se han hecho eco de este fenómeno y esponsorizan sus propios conductores de dolmuş que pintan el logotipo del lugar en cuestión y recogen a gente de forma gratuita por toda la ciudad para que puedan comprar en Carrefour, Migros o puedan montar en los Karts que pillan donde Cristo perdio los clavos (aquí donde Mahoma perdió el turbante). Las empresas y fábricas así como colegios, cuentan con sus propios minibuses customizados o contratan a autónomos para que recojan a los trabajadores, niños, profesores, clientes...

Uno puede recorrerse Turquía de punta a punta encadenando furgonetillas. Es algo tan arraigado que incluso han creado su propio videojuego.

Y ahora el notición que todos esperábais:


Galata kulesi - Torriña galeguiña pa los amigos


Tras la visita de mis padres me quedé con ganas de haberlos llevado al museo arqueológico así que decidí ir a visitarlo por mi cuenta. Es un lugar pequeño, con muchas piezas del mundo antiguo (muchas de ellas en proceso de catalogación) pero muy bien montado. Con guías interactivas, una exposición muy cuidada en orden cronológico con explicaciones en varios idiomas y con una redacción bastante coherente (vamos, que no usaron Google translation). Todos los objetos del museo han sido encontrados en la provincia de Eskisehir donde hay al menos 6 yacimientos de diferentes culturas que se asentaron por aquí. Agunos convivian otros guerreaban, luego llegaron los romanos y los subyugaron a todos... ya sabéis, las cosas de la historia.

Mi sorpresa vino cuando leyendo sobre los galatas hacía una breve referencia a los pueblos celtas y a la etimología "gaelia". Como a mí enseguida me pica la curiosidad, me puse a hacer una investigación sobre el tema y descubrí que, efectivamente, los galatas eran celtas que, en una de sus expansiones llegaron a anatolia y aquí decidieron quedarse. Llos galatas convivieron con el resto de pueblos de anatolia durante muchos siglos. El señor Pablo de Tarso, romano originario de Turquía y también conocido como san Pablo, les escribió una de sus cartas contandoles cosas acerca de las bondades de un tipo llamado Yisus que según cuentan algunos fue un famoso antisistema.

Como seguía picandome la curiosidad, seguí con mis investigaciones para enterarme un poco de quien es esta gente y es que ellos se hacen llamar turcos pero aquí cada uno es de su padre y de su madre... Galatas, Hititas, Selúcidas, Lidios, Frigios, Licios, Tracios, Acadios, Persas, Troyanos, Griegos, Macedonios, Romanos, Godos (sí, sí, estuvieron aquí), Astures y Cantabrones (que decidieron mudarse a Iberia). Más tarde se unieron Tártaros, Chechenos, Azeríes... Y aquí convivieron todos durante siglos y es que durante el imperio otomano se permitió "convivir" a estas culturas y adorar a sus respectivos dioses siempre y cuando no interfirieran con el culto publico del Islám (o más bien esperando a que paulatinamente se convirtieran al Islám). De hecho, muchos emperadores otomanos usaron un práctico método para evitar reveliones, desplazar grandes poblaciones de un lugar a otro para desarraigar a la siguiente generación los cuales no pertenecían a la tierra de sus padres sino que ya eran turcos.

No es de extrañar pues que aquí la gente sea de todos los colores posibles: Blanquitos, morenos, rubios, altos, bajos, pelirrojos... Incluso los nativos originales de la ciudad donde vivo tienen rasgos achinados (algunos parecen auténticos chinos). Lo que carecen -y se sienten orgullosos de ello- es de ascendencia arábica. Consejo práctico para los que decidan viajar a Turquía, nunca, nunca, nunca les digas que son árabes.


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